Tuesday, February 22, 2011

El Ekeko



El ekeko es una deidad venerada desde siglos antes de la conquista del territorio por los españoles. Sus seguidores creían que ahuyentaba la desgracia de los hogares y atraía la fortuna.

Se piensa que se originó entre los habitantes de la cultura Tiwanaku. Tras la conquista por los aymaras y luego por los incas, adoptaron la deidad, y la convirtieron en símbolo de la fertilidad y la buena suerte.

En 1612, el jesuita Ludovico Bertonio, publicó el "Vocabulario de la Lengua Aymara" donde menciona a esta deidad andina[2]

    * Ecaco, I. Thunnupa. Nombre de uno de quien los indios antiguos cuentan muchas fábulas y muchos aún en estos tiempos las tienen por verdaderas y así sería bien procurar deshacer esta persuasión que tienen, por embuste del demonio.
    * Dios fue tenido destos indios vno a quien llamauan Tunuupa, de quien cuentan infinitas cosas, dellas muy indignas no solo de Dios, sino de qualquier hombre de razón, otras tiran algo a los misterios de nuestra fe...
      Bertonio, Ludovico, 1557-1625. Vocabulario de la lengua aymara. Juli Pueblo, Chucuito

El arqueólogo paceño Carlos Ponce Sanginés opinaba que las antiquísimas figuras antropomorfas (con joroba prominente y apéndice fálico) serían de la época del Imperio inca, y antecesoras del equeco de la época de la colonia.[3] Manuel Rigoberto Paredes escribió que estas diminutas estatuillas fálicas serían remanentes de remotas fiestas sagradas del solsticio de verano.[4]

En sus inicios, el Ekeko era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no llevaba ningún tipo de vestimenta: su desnudez era el símbolo de la fertilidad.

En la colonia el culto a la deidad tomó nueva fuerza en La Paz (actual sede de gobierno de Bolivia) durante el cerco que ésta ciudad soportó durante el alzamiento indígena de Túpac Katari contra el control español.

La Iglesia Católica intentó erradicar su culto en tiempos de la colonia, sin mayor éxito, aunque la imagen llegó a sufrir ciertos cambios: fue vestida y sus rasgos cambiaron a los de un mestizo.

Hoy en día, existe en la sierra sur del Perú como en el occidente de Bolivia la creencia de que el ekeko es capaz de conceder los deseos de sus seguidores si estos le ofrecen una copia de ellos en miniatura, y muchos tienen en casa una imagen para que les resuelva los problemas, dejando dinero a su lado y manteniendo un cigarro encendido en su boca, que si se consume hasta la mitad es señal de mal augurio. Las figuras que le ofrecen son de cerámica, metal o piedra reproduciones exactas del objeto de sus peticiones: automóviles, electrodomésticos y alimentos. Cuando se desea amor, se le entregan miniaturas de gallos y gallinas. La deidad es conocida en los diferentes lugares del mundo donde colonias de emigrantes bolivianos han extendido su culto.

La figura del Ekeko tomó gran popularidad en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante el periodo hiperinflacionario de los años ochenta. Allí sus adeptos lo toman como una especie de patrono de la fortuna.


Bibliografía

CAVOUR, Ernesto: Alasitas. La Paz (Bolivia): Maquev, 1996. DÍAZ VILLAMIL, Antonio: Leyendas de mi tierra. La Paz: Urquizo, 1989. POSNASKY, Arthur: «El Ekeko y la fiesta de Alasitas». En Revista de Antropología de Bolivia. La Paz, 1942.

Notas

   1. ↑ Manuel Rigoberto PAREDES ITURRI: El ekhakho (editado por Antonio Paredes-Candia, hijo del autor; ilustraciones de Lalo Flores), 15 pág. La Paz: Isla, 1975.
   2. ↑ Bertonio, Ludovico, 1557-1625. Vocabulario de la lengua aymara. Juli Pueblo, Chucuito Perú: Impr. en la Compañia de Jesus por Francisco del Canto, 1612
   3. ↑ Carlos PONCE SANGINÉS (1925-2005): Tunupa y Ekako. La Paz: Burillo, 1969. Citado en Adaptación y cambio cultural en la Feria de Alasitas, que se encuentra en la página web de NAYA (Noticias de Antropología y Arqueología).
   4. ↑ Manuel Rigoberto PAREDES ITURRI (Carabuco, 18 de mayo de 1870 – La Paz, 18 de mayo de 1950): Mitos, supersticiones y supervivencias populares de Bolivia. La Paz: Atenea, 1936. Citado en Adaptación y cambio cultural en la Feria de Alasitas, que se encuentra en la página web de NAYA (Noticias de Antropología y Arqueología).

El Ayahuasca



Se conoce como ayahuasca a las diversas infusiones enteogénicas que utilizan como componente básico la liana Banisteriopsis caapi que contiene inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAOs) o, en su caso, alguna otra planta que también contenga (IMAOs) como la Colaoriopsis caapi o la ruda Siria en sustitución de la liana. Incluso esta liana, Banisteriopsis caapi, será el componente único en algunos casos como por ejemplo el del género de ayahuasca usada para el ritual shuar del natemamo.

Si bien la liana será el componente básico de las infusiones de ayahuasca estas infusiones tendrán otros componentes vegetales, lo que dotará a las diversas ayahuascas de una gran variabilidad en su composición y perfil farmacológico. Uno de los preparados más comunes será la mezcla de la liana Banisteriosis caapi con Psychotria viridis, Chacuruna en uno de sus nombres nativos. También se puede encontrarla mezclada con la diplopteris cabrerana o chacopranga, o con la Mimosa hostilis. Estas plantas aportarían al preparado, en su caso, la molécula dimetiltriptamina o DMT. Si se atiende a la escasísima concentración de DMT que estas plantas aportan a la infusión resultante en comparación con los niveles estándar de psicoactividad probados para la ingesta oral del DMT se advierte la complejidad farmacológica de esta infusión y se comprenderá el por qué de su escasa toxicidad. Algo similar cabrá decir de los (IMAOs) ingeridos que, utilizados como antidepresivos en psiquiatía, requieren de un uso muy prolongado de cara a que puedan desplegar sus efectos. Con todo la variabilidad en la composición de las diversas ayahuascas será muy grande encontrándose en alguna de sus variantes el tabaco u otras plantas. El resultado es un brebaje farmacológicamente complejo y de escasa toxicidad empleado para rituales médicos y/o religiosos y en la medicina tradicional de los pueblos nativos amazónicos.

La liana del ayahuasca Banisteriopsis caapi contiene alcaloides del Grupo Harmala. Los principales son harmina (un principio activo al que antes de su clasificación oficial en 1939 se le llamó banisterín, yageína o telepatina debido a las propiedades telepáticas atribuidas a la ayahuasca), tetrahidroharmina (THH), y en bajas concentraciones también presenta harmalina. Este grupo de alcaloides no es exclusivo de las especies de Banisteriopsis, también se presenta en las semillas de la Peganum Harmala o ruda siria.

En quechua ayahuasca significa 'soga de muerto' por su etimología aya 'muerto, difunto, espíritu' y waska 'soga, cuerda', ya que en la cosmovisión de los pueblos nativos el ayahuasca es la soga que permite que el espíritu salga del cuerpo sin que este muera.


Usos

La ayahuasca tiene un origen milenario entre las culturas del Amazonia de Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador y Brasil, siendo el grupo étnico de los Shipibo Conibo del Perú uno de los más importantes representantes de su uso y práctica en sus ceremonias y ritos de curación desde tiempos muy antiguos. Del mismo modo como resaltan las comunidades Inga y Kamsá en la amazonía colombiana por su importante uso del Yagé para la práctica etnomedicinal. Los chamanes o médicos shipibos (Junes, Onayas, Murayas y Mutsarawas por su rango) herederos del conocimiento ancestral de las diferentes mezclas, preparaciones y usos del ayahuasca, utilizan estas adiciones para diferentes motivos, determinando las plantas que agregan según el efecto u objetivo buscado, ritual, ceremonial o curativo.

El grupo étnico Shuar del norte y la frontera de Perú y Ecuador (Jívaros por como los llamaron los conquistadores españoles) también hacen uso de la ayahuasca pero con el nombre de "Natem" por los "Uwishin" (nombre del shaman Shuar).

La preparación varía según los grupos indígenas, las poblaciones y los médicos chamanes de cada población, guardando cada uno su secreto y habiendo diversas recetas con diferentes agregados.

El ayahuasca es pues la poción por excelencia del mundo Amazónico y nexo de unión entre diversas culturas que tienen en común el consumo individual o grupal de la ayahuasca con diversos fines, que abarcan desde lo curativo a lo que tiene un carácter espiritual o de revelación personal.

Es así mismo una herramienta que está mostrándose de gran utilidad en ciertas aproximaciones terapéuticas y de autoconocimiento, y está siendo estudiada desde hace tiempo por médicos, farmacólogos, psicólogos y psiquiatras de todo el mundo como herramienta para diversos problemas, con especial relevancia en ayudar a los sujetos a romper con los procesos y hábitos dañinos para sí mismos y para otros. De hecho su uso en tratamientos de desintoxicación y adicciones es un hecho en países como Brasil y Perú configurándose como uno de los tratamientos más punteros para las drogodependencias.

La ayahuasca ha mostrado ser una terapia muy efectiva en el campo de la psiquiatría y la psicología en el tratamiento de la depresión y la ansiedad así como los problemas de personalidad y la esquizofrenia. Problemas los cuales son los mismos que los médicos tradicionales nativos tratan solo que con otros nombres tales como el susto o el miedo. La compleja farmacología de la ayahuasca, muy relacionada con la sinergía existente entre diversos alcaloides, al tiempo que la escasa toxicidad demostrada por los diversos y ya numerosos estudios científicos que se van elaborando, es uno de los aspectos más relevantes de este preparado vegetal. La complejidad farmacológica y la escasa toxicidad estarán en la base del creciente interés que la ayahuasca despierta entre médicos, investigadores y terapeutas de todo del mundo y, paralelamente, también estará en la base del progresivo reconocimiento jurídico de sus usos en contextos tradicionales.

Actualmente en Perú y en todo el mundo se encuentran instituciones con equipos mixtos de chamanes nativos y médicos, psiquiatras y psicólogos que trabajan en conjunto las terapias con ayahuasca. Investigadores de medicina moderna como el doctor Rick Strassman M.D. han estudiado a fondo la forma y mecanismos de acción de los alcaloides activos de la ayahuasca y sus conexiones con la cosmovisión y religiosidad de los pueblos originarios de esta tradición y otras culturas del mundo como la egipcia, considerando imprescindible el nexo con la experiencia fisiológica y la experiencia espiritual que existe en los estados que provoca el ayahuasca y su alcaloide activo visionario (DMT). En su caso es la primera investigación seria y oficial hecha en Estados Unidos con una metodología científica y profesional. Actualmente se encuentra rodando un film en Perú y otras locaciones sobre este trabajo.

La ayahuasca es, así mismo, el sacramento de varias iglesias brasileñas, como el Santo Daime o la Unión do Vegetal, que se han expandido por Estados Unidos y Europa, con un uso adecuado y respaldado por la experiencia y las investigaciones del gobierno brasileño y americano. Estas instituciones religiosas, de corte sincrético e integradoras del complejo legado cultural amazónico en el que convergen lo puramente amazónico y lo cristiano, han constatado el progresivo reconocimiento de su actividad y práctica religiosa. Tal reconocimiento jurídico encuentra su base en el ejercicio de la libertad religiosa y en tanto expresión tradicional de la cultura amazónica.

La ayahuasca también ha sido declarada patrimonio cultural de Perú y Brasil para ofrecer mayor protección a la planta, a los ritos y a la cultura asociada a su uso. El uso de la ayahuasca en países como Perú, Brasil, Ecuador y Estados Unidos de América está amparado legalmente por el reconocimiento de sus usos tradicionales y religiosos en el propio marco que sirve el reconocimiento jurídico de los derechos de los grupos tribales nativos así como de instituciones religiosas como la Unión do Vegetal o el Santo Daime.

Mitos y supersticiones de los mineros en los Andes

Ahora que los mineros están de moda con lo ocurrido en Chile, hoy queremos hablar sobre algo que es cotidiano para quienes trabajan en las entrañas de la tierra y que ya sea formal e informal se cumple… ¿ha oído hablar del muki? y sobre ¿los celos de la tierra que prohíbe el ingreso de mujeres a las minas? de eso y otros temas hablaremos con la invitada.

Pero para hacerlo mas actual el tema… tiene un inicio y es con el número 33 Y que los relaciona con lo ocurrido a los mineros que en Chile ya son conocidos como “Los 33 de Atacama”. La recurrente aparición del 33 en esta inédita experiencia humana.

Si se hiciera una encuesta sobre la superstición entre diferentes oficios y profesiones, los mineros seguramente ocuparían un lugar destacado.

Sin embargo, la constante aparición del número 33 en la experiencia de los 33 mineros que estuvieron atrapados bajo tierra por más de dos meses amenaza con volver supersticioso a quien se asome a estas extrañas coincidencias.

Para empezar, el mensaje que llegó desde setecientos metros bajo tierra dando cuenta de la buena salud de los mineros constaba de siete palabras y 33 letras.

La buena noticia se producía en la semana 33 del año.

Y hay más… sabia que la perforadora Schramm T-130 estuvo cavando durante 33 días. Y se afirma que los casi 2.000 periodistas destacados en la desértica localidad de Copiapó proceden de 33 países. Otros mas, el día que se logró contacto con los mineros fue el 22 del 8 del 2010. Sumados estos números, dan la cantidad de 33. Y aunque el rescate logró adelantarse, las tareas concluirán el 13 del 10 del 2010, lo que sumado también da el esperado treinta y tres.

Conclusiones


Seguramente ahora habrá más supersticiosos, provenientes de otras profesiones, que se rendirán ante la maravilla de las coincidencias creyendo haber penetrado en un orden misterioso.

Muchos les recomendarán a los mineros juegos de azar en los que intervenga el número 33.

Pero los 33 mineros necesitarán mucha paciencia para ajustarse a cada detalle de una realidad que no será la misma después de la espantosa experiencia de los 69 días bajo tierra.

Pero existen mucho más que esas supersticiones en la vida de los mineros… La mina es caprichosa. Y no permite entrar mujeres a sus dominios porque los celos la arrebatan y en su arranque de rabia deja escapar su lluvia de desgracias. Para evitar provocarla, los viejos mineros no dejaban que las chicas se asomaran en sus dominios. Dejaban. Porque la vieja superstición se ha ido deshaciendo a punta de algunas atrevidas que se han adentrado en terrenos antes vetados para ellas. Hoy no es raro oír pasos femeninos en los yacimientos.

El Muki es el famoso duende minero que es muy temido hasta por los hombres mas valientes. En Los Andes centrales, el Muqui o Muki es un duende y como tal, su existencia está circunscrita al espacio subterráneo. El Muqui habita en el interior de la mina. Es un ser fantástico que pertenece al extenso dominio de lo mágico.

El Muqui se inmiscuye en el destino de los trabajadores del socavón, gratificándolos o escarmentándolos. Es un misterioso enano conocido como el dueño de las minas. Su descripción varía de acuerdo a la época. Antiguamente, por 1930, se decía que recorría los socavones sosteniendo en la mano una pequeña lámpara de carburo, abrigado con un poncho hecho de lana de vicuña. Tenía en la cabeza dos pequeños cuernos relucientes y hablaba con voz suave.

En la actualidad no es muy diferente, aunque ahora vista ropa de minero, botas de agua y use una linterna eléctrica a pilas. La palabra Muqui resulta de la castellanización del vocablo quechua murik, que significa “el que asfixia”, o muriska, “el que es asfixiado”. En su vertiente huancavelicana, la palabra muqui sugiere “el acto de torcer”, “ahorcar”. Por ello, los antiguos mineros identificaron al Muqui con el silicio, gas letal que produce la enfermedad de la silicosis. El Muqui puede andar solo o acompañado.

Algunos mineros peruanos dicen haber protagonizado episodios por varios Muquis, los cuales formaban grupos. Otros dan fe sobre su inclinación a vivir solos. Los Muquis gustan de lanzar penetrantes silbidos. La mayoría de relatos coinciden en que es posible atrapar al Muki y hacer pactos con él para enriquecerse. En el caso más frecuente el enanito de las minas ofrece al trabajador hacer su tarea a cambio de coca, alcohol y hasta de la compañía de una mujer para mitigar su soledad. Pero casi siempre el resultado del pacto es trágico, pues a la larga de una u otra manera el minero incumple y el Muki se venga quintándole la vida. ¿Y que piensa? ¿Se anima ha darse una vueltecita por una mina?