Tuesday, February 22, 2011

Mitos y supersticiones de los mineros en los Andes

Ahora que los mineros están de moda con lo ocurrido en Chile, hoy queremos hablar sobre algo que es cotidiano para quienes trabajan en las entrañas de la tierra y que ya sea formal e informal se cumple… ¿ha oído hablar del muki? y sobre ¿los celos de la tierra que prohíbe el ingreso de mujeres a las minas? de eso y otros temas hablaremos con la invitada.

Pero para hacerlo mas actual el tema… tiene un inicio y es con el número 33 Y que los relaciona con lo ocurrido a los mineros que en Chile ya son conocidos como “Los 33 de Atacama”. La recurrente aparición del 33 en esta inédita experiencia humana.

Si se hiciera una encuesta sobre la superstición entre diferentes oficios y profesiones, los mineros seguramente ocuparían un lugar destacado.

Sin embargo, la constante aparición del número 33 en la experiencia de los 33 mineros que estuvieron atrapados bajo tierra por más de dos meses amenaza con volver supersticioso a quien se asome a estas extrañas coincidencias.

Para empezar, el mensaje que llegó desde setecientos metros bajo tierra dando cuenta de la buena salud de los mineros constaba de siete palabras y 33 letras.

La buena noticia se producía en la semana 33 del año.

Y hay más… sabia que la perforadora Schramm T-130 estuvo cavando durante 33 días. Y se afirma que los casi 2.000 periodistas destacados en la desértica localidad de Copiapó proceden de 33 países. Otros mas, el día que se logró contacto con los mineros fue el 22 del 8 del 2010. Sumados estos números, dan la cantidad de 33. Y aunque el rescate logró adelantarse, las tareas concluirán el 13 del 10 del 2010, lo que sumado también da el esperado treinta y tres.

Conclusiones


Seguramente ahora habrá más supersticiosos, provenientes de otras profesiones, que se rendirán ante la maravilla de las coincidencias creyendo haber penetrado en un orden misterioso.

Muchos les recomendarán a los mineros juegos de azar en los que intervenga el número 33.

Pero los 33 mineros necesitarán mucha paciencia para ajustarse a cada detalle de una realidad que no será la misma después de la espantosa experiencia de los 69 días bajo tierra.

Pero existen mucho más que esas supersticiones en la vida de los mineros… La mina es caprichosa. Y no permite entrar mujeres a sus dominios porque los celos la arrebatan y en su arranque de rabia deja escapar su lluvia de desgracias. Para evitar provocarla, los viejos mineros no dejaban que las chicas se asomaran en sus dominios. Dejaban. Porque la vieja superstición se ha ido deshaciendo a punta de algunas atrevidas que se han adentrado en terrenos antes vetados para ellas. Hoy no es raro oír pasos femeninos en los yacimientos.

El Muki es el famoso duende minero que es muy temido hasta por los hombres mas valientes. En Los Andes centrales, el Muqui o Muki es un duende y como tal, su existencia está circunscrita al espacio subterráneo. El Muqui habita en el interior de la mina. Es un ser fantástico que pertenece al extenso dominio de lo mágico.

El Muqui se inmiscuye en el destino de los trabajadores del socavón, gratificándolos o escarmentándolos. Es un misterioso enano conocido como el dueño de las minas. Su descripción varía de acuerdo a la época. Antiguamente, por 1930, se decía que recorría los socavones sosteniendo en la mano una pequeña lámpara de carburo, abrigado con un poncho hecho de lana de vicuña. Tenía en la cabeza dos pequeños cuernos relucientes y hablaba con voz suave.

En la actualidad no es muy diferente, aunque ahora vista ropa de minero, botas de agua y use una linterna eléctrica a pilas. La palabra Muqui resulta de la castellanización del vocablo quechua murik, que significa “el que asfixia”, o muriska, “el que es asfixiado”. En su vertiente huancavelicana, la palabra muqui sugiere “el acto de torcer”, “ahorcar”. Por ello, los antiguos mineros identificaron al Muqui con el silicio, gas letal que produce la enfermedad de la silicosis. El Muqui puede andar solo o acompañado.

Algunos mineros peruanos dicen haber protagonizado episodios por varios Muquis, los cuales formaban grupos. Otros dan fe sobre su inclinación a vivir solos. Los Muquis gustan de lanzar penetrantes silbidos. La mayoría de relatos coinciden en que es posible atrapar al Muki y hacer pactos con él para enriquecerse. En el caso más frecuente el enanito de las minas ofrece al trabajador hacer su tarea a cambio de coca, alcohol y hasta de la compañía de una mujer para mitigar su soledad. Pero casi siempre el resultado del pacto es trágico, pues a la larga de una u otra manera el minero incumple y el Muki se venga quintándole la vida. ¿Y que piensa? ¿Se anima ha darse una vueltecita por una mina?

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