Monday, April 6, 2009
La escuela de las Hadas
por Estrella Cardona Gamio
Sinceramente, nunca hubiera pensado que las hadas tuvieran que ir a la escuela y eso que en ¿Crees en las hadas?, suponíamos haber hablado de todo cuanto a ellas hace referencia, historia, leyendas, hábitat, costumbres, etc., etc., pero estaba equivocada porque me había olvidado -y tratándose de hadas no es aconsejable olvidarse-, de que, con el transcurso del tiempo, las hadas se han ido actualizando a través del único medio por el que llegan hasta nosotros: los libros.
En los albores del siglo pasado, James M. Barrie ya dio la voz de alerta, que pasó bastante inadvertida por cierto, al afirmar a través de Peter Pan y Wendy, aquello de que las hadas nacían cuando un bebé reía por vez primera pues su risa, al quebrarse en mil pedazos, se convertía en otras tantas mágicas criaturas. El procedimiento no era el clásico establecido, pero gustó, y después, imperceptiblemente, y siempre a través de los cuentos, las hadas han ido adquiriendo la mayoría de edad en nuestro mundo real, y digo en nuestro mundo real, porque ellas en el suyo ya la alcanzaron hace muchos siglos al existir en otro plano diferente, y son muy ancianas y son muy jóvenes al mismo tiempo como esa luz que procede de las estrellas y que imaginamos ver hoy cuando en realidad tiene cientos, miles o millones de años de antigüedad.
Las hadas modernas no habían llegado todavía cuando dejé atrás la infancia, pero vinieron, poco a poco, lentamente, de puntillas casi y sin cambiar un ápice su condición; eran ellas, las de siempre, volaban, eran portadoras de varitas mágicas y seguían ayudando a los mortales de una manera callada e invisible, pero yo, como Wendy, había crecido, sin embargo, ellas estaban allí y los cuentos de hadas contemporáneos se hicieron eco de su presencia a través de mil y una publicaciones ilustradas con maravillosos dibujos a cual más encantador, y hubo historias de hadas y las hadas fueron de compras y surgió un catálogo para hadas de la mano de Sally Gardner, por dar sólo un pequeño ejemplo de esa revolución, en la que el dibujo era la historia y la historia era el dibujo aunque texto no faltara, y las niñas aceptaron a estas hadas tan modernas... tan modernas, en una variante recién acuñada, incluso como para que fueran a la escuela; se puede nacer hada o aprender a serlo... Supongo que el señor Barrie se sentiría desconcertado ante la innovación.
Existe un cuento, escrito por Conrado Nalé Roxlo y publicado en 1963, que se titula La escuela de las hadas y que desde entonces ha conocido muchas ediciones debido al éxito conseguido entre el público infantil. El cuento, magníficamente ilustrado por Mónica Pironio, Colihue 2002, es una historia sencilla y deliciosa que nos explica como una niña, Cordelia, llega a convertirse en hada yendo a una escuela muy especial que dirige el propio Merlín, aunque ella no vaya premeditadamente sino por casualidad al extraviarse en el bosque, y no sigo contando porque de lo contrario ya la sabrías y eso no vale, pues hay que leerla entera.
Sólo te ofreceré una pequeña muestra que viene a unirse en principio a las teorías de Barrie respecto al nacimiento incomprensible de estos seres feéricos, ya que es así como empieza La escuela de las hadas:
Las hadas tienen orígenes muy diferentes. Pueden nacer del huevo azul que ponen las golondrinas cuando en la alta y oscura noche se rozan sus alas con las del Ángel de la Guarda, del agua de una fuente que haya oído cantar a los niños la misma zonda durante cien años... Pero no quiero hablar ahora de las hadas de origen misterioso, sino de cómo puede llegar a serlo cualquier niña con mucho menos trabajo que aprobar el segundo grado. Sólo hace falta un poco de suerte...
© C. Cardona Gamio Ediciones 2006
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