Monday, April 6, 2009

Origen de las hadas




Escrito por Pilar Guiroy

Las personas que creían en la existencia de las hadas a menudo nos les otorgaban un origen definitivo, y las explicaciones sobre el mismo varían según la cultura, la región y el tiempo.

Una creencia popular decía que las hadas venían del mundo de los muertos, o pertenecían a alguna subclase de muertos. Las “banshee”, cuyo nombre irlandés o galés significa “mujer hada”, son descritas como fantasmas o heraldos de la muerte. El “Muchacho sin cabeza de Hilton”, aunque se lo representa como un niño asesinado, también es descrito como un fantasma que ronda por las casas, igual que algunos duendes (los brownies).

Una de las leyendas cuenta que un hombre atrapado por hadas advirtió que cada vez que miraba fijamente a una de ellas, esta tomaba la forma de un vecino suyo que estaba muerto. Esta era una de las visiones más comunes entre los que creían en las hadas aunque muchos de los que informan sobre estas cuestiones lo hacen con mucho recelo.

Otra de las convicciones existentes sostenía que eran una raza inteligente, distinta de la humana y de la angélical. En la alquimia sobre todo eran personajes elementales, igual que los gnomos y las sílfides, como fue descrito por Paracelsio. Sin embargo, esto es poco común en el folclore, los relatos más populares son aquellos que describen a las hadas como criaturas del aire.

Una tercera creencia mantiene que eran una especie de angeles degradados. Un relato popular cuenta que, cuando los angeles se rebelaron, Dios ordenó que se cerraran las puertas del cielo; aquellos que aún estaban allí, continuaron siendo angeles, los que fueron al infierno se convirtieron en demonios, y los que quedaron en el medio, se transformaron en hadas , ya que no eran suficientemente buenas para el cielo pero tampoco tan malas como para ir al infierno. Esto puede explicar la tradición sobre el “diezmo” o impuesto que le tenían que pagar al averno; al ser angeles caídos, por más que no sean diablos, están sujetas al demonio .

Un cuarto parecer decía que las hadas eran demonios en su totalidad. Esta creencia adquirió mucha fuerza con el crecimiento del Puritanismo. El duende (o trasgo), que alguna vez había sido un espíritu hogareño amistoso, se convirtió en un ser malvado. Todo lo que tuviera relación con las hadas era considerado brujería en algunos casos, y castigado como tal en esta época. La separación de estas acusaciones de maldad puede ser la razón por la que Oberon, en “Sueño de una noche de verano”, aclaró cuidadosamente que ni él ni su corte temían a las campanas de la Iglesia.

Su naturaleza angélica era menos creída que la convicción de que eran los muertos, pero igual encontró popularidad, en especial en los círculos teosóficos. Una creencia poco común era aquella que aseguraba que las hadas eran humanas; un relato cuenta cómo una mujer escondió algunos de sus hijos de Dios, y luego los buscó sin encontrarlos, ya que se habían convertido en las personas escondidas, o hadas .

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